Entrevista a Josep Manuel Berenguer Alarcón por el Festival Zéppelin 2014

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¿Que es Zeppelin y por qué se llama así?

Zeppelin es un evento que muestra de cerca aspectos diversos y no demasiado difundidos del Arte Sonoro y la Música Experimental. Habitualmente tiene lugar en el CCCB y su periodicidad es anual.

Se llamó Zeppelin porque el espectro de posibilidades de programación era ya muy grande cuando el festival empezó su andadura. Los zepelines alemanes eran algo bastante grande también. Parece que así fue como a Xavier Maristany se le ocurrió llamar al festival de esa forma. Mi idea es que un zeppelin es una especie de globo. Solo es posible concebir un festival como un constructo intelectual de grandes dimensiones. A eso también se le llama globo. De todas maneras, en la actualidad, pasado el tiempo, mi sentir es que tanto da de dónde provenga ese nombre. En eso Zeppelin se parece a la música : no tiene un significado preciso. Todos somos libres de imaginar cualesquiera contextos plausibles y ahí radican tanto su potencia como su atractivo.

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¿Cuando y porque inició?

Se inició en 1995 con la vocación de convertirse en una plataforma estable de presentación de proyectos de creación donde el sonido es el vehículo de transmisión que reclama la mayor parte del interés estético. En general, las condiciones en las que las obras de arte sonoro y las músicas experimentales se ofrecen al público condicionan muchísimo su percepción. Nuestra preocupación principal es la curaduría de esos trabajos. Esa es la razón por la que llegamos a la conclusión de que debíamos desarrollamos un dispositivo de sonorización que permitiera la máxima calidad en su exposición. Así fue como nació el Dispositivo de Sonorización Multifocal de la Orquesta del Caos, que consta de 25 altavoces.

¿Cual es la importancia de la Edicion Zeppelin 2014?

En 2014, Zeppelin se dedica enteramente a la Música Acusmática. A pesar de tratarse de un género con una historia ya larga, no forma parte de las programaciones habituales porque sus exigencias técnicas son muy altas. Ello la mantiene alejada de la corriente principal y por tanto, su difusión es limitada. El Dispositivo de Sonorización Multifocal (DSM) de la Orquesta del Caos satisface esas condiciones, de manera que Zeppelin 2014 es una ocasión fantástica para experimentar la escucha de Música Acusmática en las mejores condiciones.

Este año Zeppelin estrena De Natura Sonorum, de Bernard Parmegiani. Se trata de un autor acusmático importantísimo desaparecido hace un año. Beatriz Ferreyra, otra conocida compositora francoargentina de larga y brillantísima trayectoria, que nos visita para presentar sus propias piezas, espacializará la obra de Parmegiani en el DSM de la Orquesta del Caos. Junto a sus presentaciones, disfrutaremos de la presentación de Dedicatorias, de José Iges, un especialmente relevante artista radiofónico, compositor y teórico español y así como del trabajo de Manuel Rocha Iturbide, reconocido compositor y artista sonoro mexicano.

¿Cual es la importancia de eventos como Zeppelin a nivel mundial?

Dada su antigüedad y su nivel de calidad en la programación y en la curaduría de las piezas programadas, Zeppelin es un festival conocido en todo el mundo, por lo que muchos artistas desean exponer sus trabajos. Desgraciadamente, siendo las ayudas institucionales cada vez más bajas y dada la inoperancia de la ley de patrocinio, en España, la actividad de los eventos como Zeppelin es mucho menor de la que podría llegar a ser. Existe en la actualidad un gran volumen de obras sonoras que, por su calidad y diversidad, podrían ser programadas en todos ellos.


¿Qué definición darías de la música acusmática?

Una música es acusmática si cumple dos condiciones. Una es que las fuentes de sonido que la componen no son visibles. Suenan en el espacio de conciertos gracias a los altavoces, de manera que aunque se escucha una fuente sonora reconocible -pájaro, avión, motor, persona, etc.-, lo que la hace realidad es un conjunto de altavoces cuyos niveles pueden ser regulados en vivo por el intérprete, a fin de adaptar la escucha a las características acústicas de cada espacio en particular. Precisamente, la denominación de acusmática procede de una forma de escucha descrita por Pierre Schaffer en el Traité des Objets Musicaux, consistente en que las fuentes sonoras no son vistas por quienes las escuchan. Los recién iniciados al rito pitagórico, llamados acusmáticos, escuchaban las palabras del maestro tras un cortina que impedía su visión. La función de esa particularidad del rito es desconocida para nosotros.

La segunda condición para que una música sea acusmática es que no se genera en vivo : siempre se halla almacenada en soporte fijo -inmutable, pues-, como la memoria viva de un ordenador, un cd, una cinta magnetizada de manera digital o analógica, un disco rígido, un reproductor de mp3 o cualquier otro sistema parecido. De esa forma, todas las músicas acusmáticas son resultado de un proceso de composición completado y verificado por el autor antes de llegar a los oídos de su público.

La música acusmática es un subconjunto de la llamada música electroacústica.

Un poco más a nivel personal, ¿cuál es tu trayectoria en la música acusmática?

Desde que empecé a hacer música electroacústica, he compuesto muchas obras acusmáticas para dispositivo multifocal, almacenadas en soporte fijo. Es un medio en el que me gusta trabajar. Pero no el único. Me gusta porque trasciende un paradigma formulado por uno de mis más admirados compositores : Luigi Nono. Afirmaba él que, tras escribir una pieza de arte musical y escucharla ejecutada por primera vez por los intérpretes, el autor debía necesariamente experimentar sorpresa ante esa escucha, porque -siempre según él- era imposible prever todos los efectos sonoros en la escritura. Si así no fuera, acostumbraba a argumentar, si esa sensación no llegara a darse, entonces la música expresada en la partitura no sería el resultado de ninguna investigación, sino, más bien de aspectos ya conocidos por el autor y no podría ser considerada obra de arte. Con la música acusmática, como los resultados de cualquier nuevo cambio en el soporte casi se experimentan en el mismo instante en que se operan, la experiencia de la sorpresa se adelanta : las obras llegan a la interpretación pública tras un largo proceso de elaboración. Sin embargo, queda un lugar para sorpresa final. Es el choque de los sonidos con los límites del espacio. Para eso sirven los entornos como el DSM de la Orquesta del Caos.

A lo largo de mi vida creativa, me ha interesado particularmente esa forma de componer, por que representa un paso más en el desarrollo de la escritura musical. En la actualidad, mi trabajo acusmático se centra en el desarrollo de algoritmos de composición -máquinas, pues- que describen el comportamiento de las obras en un conjunto de instrucciones cuyo tamaño mucho menor que el espacio que se necesita para almacenar los archivos de audio.

Mis obras acusmáticas han obtenido premios en International Competition of Electroacoustic Composition de la Gaudeamus Foundation (Países Bajos), Tribuna Internacional de Música del Consejo Internacional de la Música de la UNESCO (Helsinki, Finlandia), Festival de Darmstad (Alemania), El Prix International de Musique Expérimentale de Bourges (Francia), Concorso Internazionale Luigi Russolo di Musica Eletroacoustica (Varèse, Italia). Después de 1994, no me he presentado a más premios.